Galeriassalidas 2014

Acherito (2.374 m)

By 31/08/2014 febrero 26th, 2018 No Comments
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1a Salida Pirenaica de Aixe-Mendi (del 29 al 31 de agosto de 2014) parte II – crónica por Estibaliz Dilla

Viernes 29-08-14
A las 14:30 suena el móvil, era un número larguísimo. Yo estaba comiendo y a la vez ultimando
la mochila. Creía que me llamaban desde la luna, pero no, era el líder, el ingeniero del GPS,
que me avisaba de que la choferesa de la furgoneta vendría a recogerme más tarde, porque para
variar había un accidente en la A-8.

Superadas las retenciones del tráfico me recogieron en la correspondiente rotonda Nagore y
Carlos(que aunque no es de Aixe-mendi es una enciclopedia montañera).
Después fuimos a recoger a Raúl, y nos reunimos con Gorka( sin duda el más seguro de todos
nosotros) y su amigo Fidel (el más joven de la manada).

Aunque con previsiones de lluvia para la jornada sabatina, partimos hacia el Pirineo navarro-
oscense que se extiende entre los valles de Ansó y Hecho.

La ruta por carretera nos lleva atravesando tierras alavesas y navarras, pasando por el
pantano de Yesa con su característico tono azul turquesa, para luego adentrarnos en los
pueblos roncaleses, Burgui, Urzainqui, Roncal , Isaba..hasta que tomamos la desviación que
nos lleva hasta el camping de Zuriza trece kilómetros después. Llegamos sobre las 19:00
aproximadamente, con buen tiempo y grandes esperanzas de que a la amanecida el sol se dejara
ver. Los que dormíamos en el albergue fuimos a registrarnos y a ver que litera nos tocaba . Al
principio nos decidimos por 4 colchones próximos a la puerta, pero después como casi todo
estaba vacío algunos nos movimos para estar más distanciados y no roncarnos al lado de la
oreja.

La cena era a partir de las 8:30, así que nos dio tiempo para darnos un paseíto hasta la Taxera
donde acaba la pista que nos daría salida a la mañana siguiente a nuestro primer objetivo.
Sobre las nueve tomamos asiento en el comedor. El menú es muy variado, por lo menos hay seis
primeros para elegir y otros tantos de segundo. Comprobamos que las raciones eran espléndidas,
aunque no por ello dejamos resto alguno en el plato, ya que teníamos la seguridad de gastarlo
al día siguiente. Con el estómago lleno, antes de acostarnos, el cuarteto masculino se tomó un
digestivo patxarán, las féminas fuimos muy formales. Y así nos dispusimos a dormir en nuestros
sacos, a la expectativa de descubrir quién roncaba más…. Para mi sorpresa, durante la noche no
oí roncar a nadie, y hubo bastante silencio, cosa que no es habitual, pues estoy acostumbrada a
que me despierten las alarmas de los móviles de los montañeros que salen del albergue antes de
que aparezca la primera luz del día.

Sábado 30-08-14

Como hasta las 8 no nos daban de desayunar, habiendo preparado la mochila para la jornada,
estuvimos un rato de espera, como cuatro presos hambrientos a que nos abrieran la puerta del
bar. Fuimos los primeros en pedir los cafés y las tostadas. Una vez desayunados, nos acercamos
en el coche hasta la Taxera donde reunidos los seis componentes de la expedición, partimos
a través del bosque con más nubes que claros, con temperatura fresquita y agradable, y con la
incertidumbre de si la lluvia y las tormentas harían apariciones en aquella jornada. A medida
que caminábamos, la senda iba tomando más pendiente. A uno y otro lado estábamos rodeados
por moles de piedra pirenaica. Hacia la derecha nos protegían los Alanos, de una zona que cada
vez se nos prometía más cercana hacia la primera cima que queríamos alcanzar y que no se veía
ni la veríamos tampoco después, y también más oscura. Por el camino tuvimos la suerte de ver
algún alimoche y buitre leonado, así como un redil de ovejas. Carlos, como ya presuponíamos,
iba en cabeza todo el recorrido, y los demás casi nunca le llevábamos el paso. Y es que en la
montaña cada cual debe llevar el suyo. Cuando te enfrentas a la montaña, tienes que coger tu
propio ritmo, dosificar las fuerzas, beber agua mejor poco y a menudo , comer cuando sientas
hambre o que te faltan fuerzas para que no nos atrape una pájara, y no perder de vista a los
compañeros, sobre todo cuando avancemos entre la niebla, como iba a ser nuestra primera
jornada. Una hora después de camino ascendente sin descanso entre hito e hito alcanzamos el
paso que nos llevaría al otro lado del valle, que también nos llevó a otro escenario amenazante
de niebla espesa, misteriosa y dubitativa, más bien de camino a Mordor que de camino al Peña
Forca. “Mis queridos Hobbits, no os vengáis abajo, tenemos tracks que nos guiarán en el GPS
mágico, nuestro tesoro en estas circunstancias un poco adversas”.

Dejando atrás el Achar de Alano que acometeríamos a la vuelta, seguimos por sendero hecho
entre la hierba, cómodo y llano que nos dio un respiro después de haber ganado seiscientos
metros de desnivel.

A ratos parecía que el cielo iba a despejar, y al rato siguiente se echaba otra vez la niebla y
amenazaba lluvia, pero aguantó sin descargar todo el día. Durante otra hora más avanzamos por
terreno kárstico, esquivando laberintos de piedra y grietas en rocas, que aunque no tenía mucha
pendiente no dejaba de subir poco a poco. Cuanto más nos acercábamos a nuestro objetivo más
se espesaba la niebla, haciéndonos dudar algunas veces de si estábamos en el camino adecuado.

Entre orientaciones y recuerdos del montañero más experimentado de nuestro grupo y
pinceladas azules del track fuimos cogiendo altura entre la densa cortina que no nos permitía
ver donde estaba la cima y así no supimos si nos quedaba un pequeño o un gran esfuerzo para
alcanzarla. Para algunos la última media hora de ascensión fue agobiante, larga y de gran
esfuerzo debido a la gran pendiente del terreno que debíamos subir entre piedra pequeña y
descompuesta que hace que las botas resbalen, pero con nuestro tesón, nuestros bastones y el
ánimo de los compañeros más aventajados en estos terrenos, superamos los obstáculos y
llegamos al punto geodésico escondido tras una roca que hay que sortear para alcanzar la cima y
buzón correspondiente clavado por el Club Padura de Arrigorriaga. Momento cumbre 2.390 mt.

Tras realizar la foto de rigor prueba de nuestro esfuerzo y orgullosos de alcanzar cima,
repusimos fuerzas rápidamente con algún kit-kat y fruto seco, ya que no estaba el tiempo para
entretenerse en la cima, además tampoco teníamos nada que admirar puesto que la niebla nos lo
impedía. Decidimos hacer nuestra ruta circular tal y como nos marcaba el track, y así quizá la
bajada nos resultaría más fácil. La bajada fue larga, cansina y pendiente, a ratos clavábamos los
talones en las piedras para deslizarnos como si estuviéramos esquiando. Estuvimos durante casi
dos horas rodeando la montaña, intuyendo el camino, algunas dudábamos más que otros, los
típicos ¿vamos bien por aquí? ¿el track marca por este camino? ¿pero sabemos hacia donde
tenemos que ir? se oían por aquí y por allá, los guías no hacían caso de las quejas
evidentemente, seguíamos sin parar siempre hacia la derecha, cuando parecía que habíamos
sorteado un valle, seguía otro y así estuvimos un buen rato hasta llegar a empalmar con el
camino de la mañana. Las rodillas se resentían, el cansancio hacía mella en algunos, cuando ya
nos supimos encauzados en la ruta correcta, paramos a comer, eran ya las 14:00. Mientras
repusimos fuerzas con viandas estupendas empezó a despejar, pero aún así no nos permitieron
las nubes caprichosas ver la cima alcanzada.

Después de comer, seguimos la marcha de vuelta, ya más tranquilos por terreno conocido y ya
pisado. Tuvimos suerte y atisbamos una marmota. Al llegar a la puerta entre las rocas que nos
lleva al otro lado del collado, 4 de nosotros decidimos abordar el Achar de alano que se imponía
sobre nuestras cabezas. Los otros dos compañeros hartos ya de tanta caminata y pedrerío,
decidieron no aventurarse y tomaron la dirección de bajada a Taxera.
La subida al Achar de alano(2078 mt) fue de gran esfuerzo y desde el punto donde nos
encontrábamos ya corta. Bajamos tras hacernos la foto oportuna. Durante la bajada acusé el
cansancio y dolor en la rodilla, y una amenaza terrible de dolor de cabeza se cernía sobre mí.

Fue una jornada dura, larga, afortunadamente no hizo calor, pero satisfecha y orgullosa por
parte de todo el equipo. Sin duda habría sido espectacular si el astro rey nos hubiese iluminado
con su potente luz. De regreso al camping, antes de cenar, duchita relajante. Yo tenía tal dolor
de cabeza que decidí quedarme a descansar en la litera hasta la hora de cenar, mientras el resto
de la comitiva se acercó a Isaba para ver el partido del Athletic. De regreso de Isaba un 3-0 de
triunfo rojiblanco, y a cenar opíparamente de nuevo. Patxarán y a dormir para reponer fuerzas
para el día siguiente. Agujetas y cansancio sí, pero nunca abandono, podemos con todo.

Domingo 31-08-14

La mañana dominical amaneció bastante más clara que la anterior. El sol salía siempre
acompañado de un grupo de nubes, pero no había amenaza de lluvia. Nos acercamos esta vez al
refugio de Linza, desde donde se pueden alcanzar varios objetivos pirenaicos. El más famoso y
habitual La Mesa de los tres reyes, cima más alta de estos lares en la que confluye la frontera de
Navarra, Huesca y Francia. Algunos de nosotros ya coronamos esta cima en andanzas
anteriores. Pero esta vez, nos dirigíamos al Acherito(2.374 mt) también llamado Mallo de
Acherito que aquí la narradora en su día también ascendió hace algún tiempo. Comenzamos por
un camino embaldosado como si fuéramos camino a Oz, enseguida el terreno se hizo más
natural siguiendo un camino prácticamente llano a través del bosque. Nos decantamos por
abordar nuestro objetivo por el lado izquierdo y en cuanto nos fue posible nos pusimos a
ascender de nuevo de hito en hito. Tras atravesar un buen trecho entre bosque, salimos a un
canchal donde se notaba perfectamente la huella del camino sobre el reguero de piedras, a la
sombra de la montaña, fuimos protegidos en esta parte del sol. Poco a poco la senda se fue
haciendo más exigente, y de nuevo estuvimos sorteando piedras, grietas y demás en un continuo
ascenso, que nos acercaba a nuestro Acherito y a la caricia del sol. Antes de acometer la última
fase de ascensión que se avecinaba en un constante zigzagueo, algunos decidimos comer algo
para que no nos fallaran las fuerzas. Recordaba más difícil la subida, pero fue bastante
practicable. Alcanzamos la cima sin problemas. A diferencia del día anterior nos encontramos
con bastante gente en la cima. En esta segunda etapa, la meteorología fue mucho más generosa
y nos permitió admirar toda la belleza, tanto a la izquierda donde descansan el Petrechema, La
Mesa, y al fondo del todo el majestuoso Ani (mi primera cima pirenaica), como a la derecha,
Chinebral de Gamueta, Gorreta de los Gabachos, Txipeta, Castillo de acher, y en el horizonte
los Infiernos, el Midi d’ossau inconfundible, y varios nombres más que no he retenido. Y a
nuestra espalda el Txamantxoia. El paisaje fue espectacular, ya que tuvimos la suerte de tener el
mar de nubes bajo el Acherito, que brindaba a sumergirse en su blancura y comenzar a flotar.

Comimos esta vez en la cima, contentos, orgullosos y satisfechos. Dimos buena cuenta de todo
lo que sacamos, jamón, chorizo, salchichón, chocolate, aceitunas y pistachos. Vino y agua. No
nos privamos de nada.

Y así fue como también nuestra segunda etapa la hicimos circular y tras bajar el zigzagueo
tomamos el camino de la izquierda que nos llevó al principio llaneando entre la hierba para
luego bajar en un descenso exigente que puso nuestras rodillas a prueba de nuevo entre piedras
y bosque, regresando así al refugio de Linza sobre las 15:30. Tiempo más que suficiente para
acercarnos a una poza cercana al camping de Zuriza donde nos refrescamos tras la sudorosa
jornada. Un cuarto de hora de tumbing al sol, refresco y patatas, y de vuelta a casa.

Cuando estás en las alturas sorteando las piedras, intentando apoyarte en los bastones para no
resbalar, respirando más fuerte de lo habitual, dando un paso y otro y otro más, el único objetivo
es llegar a la cima sin desfallecer. La montaña es exigente, y es grande, y hay que respetarla,
y hay que obedecerla, y hay que ser prudente, allí somos pequeños entre tantas moles de roca
que parece que nunca se acaban, pero al llegar y ver el horizonte y el mundo a nuestros pies nos
hacemos grandes y nos fortalecemos, y nos damos cuenta de que si nos empeñamos podemos
sortear muchas dificultades. Al llegar el lunes al trabajo tienes agujetas y te cuesta bajar las
escaleras, pero no te importa porque cuando has estado allá arriba te has sentido grande. En
nuestra vida nos acechan un montón de problemas, debemos afrontarlos igual que las piedras
del camino que nos llevan siempre a la cima.

Como dice el artífice de esta Aixe-aventura, “Estitxu, nos queda mucho trabajo por hacer”

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