Galeriassalidas 2015

Bisaurín (2.670 m) y Aspe (2.640 m)

By 22/09/2015 febrero 26th, 2018 No Comments
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Bisaurín (2.670 m) y Aspe (2.640 m) 05 y 06-09-2015 por Estibaliz Dilla

¿Quién dijo que el 13 era el número de la mala suerte? En este primer fin de semana de
septiembre en que las mañanas ya son de temperaturas otoñales, AixeMendi ha
conseguido reunir a trece mendizales de diferentes edades, poblaciones y raíces pero
con un mismo objetivo: hacer cumbre.

El viernes partíamos desde Bilbao escalonadamente hacia nuestro campamento base
situado en el Refugio de Lizara (Aragües del Puerto). Nueve de nosotros estuvimos
degustando la cena compuesta de crema de calabacín, lomo con salsa acompañado de
arroz y sandía. Mientras cenábamos llegaron tres compañeros que habían salido más
tarde. A falta de uno de los componentes que llegaría el sábado por la mañana, después
de cenar y deliberar si debíamos ascender el Aspe desde el mismo refugio o desde el
puerto de Aisa (como fue finalmente), nos fuimos a dormir; Nago y Raúl en la
furgoneta y el resto en las literas del refugio, que tengo que decir que tiene unas
instalaciones muy aconsejables.

Tras desayunar sobre las 8:15 y preparar la motxila para la jornada sabatina, una vez
reunidos todos, partíamos sobre las 9:00 por el camino habitual hacia el Bisaurín, con
una mañana fresquita y totalmente despejada que prometía que Lorenzo nos haría
compañía durante todo el día. Comenzamos la caminata por detrás del refugio,
ascendiendo poco a poco por terreno que discurre entre lomas verdes por el lado
izquierdo de la montaña. El camino estaba adornado de numerosos eguzkilores. En la
primera hora y media de ascensión, ya pudimos comprobar que los más jóvenes
tomaban la cabecera del grupo, y que sin problema mientras algunos jadeábamos en las
pendientes ellos no tenían reparos en hablar y cantar, a la vez que daban un paso y otro
hacia arriba. Una vez que alcanzamos el collado del Foratón (2.016 m) a través del GR-
11, encaramos la pendiente a mano derecha que nos llevaría hacia la cumbre por terreno
al principio herboso para más tarde encontrarnos con zig-zags de piedras pequeñas entre
rocas, que desembocan en una cima amplia donde hay sitio para todos. Sobre las 12:30
coronamos la cumbre más destacada del pirineo occidental que se eleva entre los valles
de Hecho y Aragües a una altura de 2.670 metros. Las vistas muy hermosas, el cielo
muy limpio y las nubes adornando el paisaje creando ese mar algodonoso bien distinto
del azul del cantábrico pero igual de hipnotizante. Entre las nubes asomaba la cabeza el
Midi d’ossau. Después de comer las numerosas longanizas y viandas que conseguimos
reunir entre todos nos dispusimos a descender por el lado derecho del macizo. Javi ya
había realizado esta cumbre y nos guió en el camino de bajada haciendo así la ruta
circular. Pudimos comprobar que esta otra vía era más bonita y también más pendiente
y exigente en cuanto a nivel físico, y más larga. Buena parte del descenso fue por
sendero de piedrilla, y tras comprobar que en esta cara del macizo daba menos el sol y
que aún se conservaban algunos neveritos, fuimos alcanzando la zona más verde del
valle al ritmo del discurrir del agua que se hacía camino entre las piedras. Así dejamos a
mano izquierda el puerto de Bernera que va a parar al valle de los Sarrios y nosotros
seguimos nuestra ruta hacia el punto de partida pasando por el refugio de forestales cuya
fachada me recuerda a una mezquita. Llegamos sedientos y orgullosos en nuestra
primera jornada por el pirineo oscense, comprobando que el astro rey nos había
acariciado en demasía a muchos de nosotros sobre todo en el rostro y en el cuello.

La tarde amenizada por cervezas y conversaciones animadas no hubiera sido para nada
tan divertida sin la colaboración de David el burgalés de Medina(que sin embargo
alguien quería cambiarle el nombre y llamarle Asier) y de Albert el catalán(que en cinco
años casi ha perdido su acento y ha sido abducido por la comparsa de Aixe-berri).

Después de dar buena cuenta de la nutritiva cena a base de lentejas, pollo, menestra y
natillas o canela con natillas como degustó Mikele, nos fuimos a descansar con la tripa a
reventar y algunos con una cerveza de más, para poder afrontar la jornada del domingo
que prometía ser más dura.

A las 8:00 de la mañana del domingo abandonamos el refugio de Lizara para tras 50
minutos de carretera de curvas, estrecha, con baches y eso sí con temazos musicales , al
menos por lo que respecta al coche donde yo iba, aparcamos en el alto del puerto de
Aisa, donde había ya unos cuantos coches. Una vez más nos esperaba una gran jornada
por delante despejada y con sol, así que esta vez creo que puedo decir que todos usamos
la cremita tan preciada para nuestras pieles. Comenzamos de nuevo la travesía por
terreno verde atravesando el rió Estarrón, cuyo camino nos dirigiría hacia Aspe o Punta
Esper (2.640 mt), dejando atrás el refugio de las Saleras en los prados de Rigüelo. El
camino de ascensión converge con el GR11.1. Siguiendo el track que nos lleva hacia la
derecha, vamos poco a poco dejando la hierba y adentrándonos en terreno de piedra y
roca que nos lleva a una zona kárstica cuyo paisaje es mucho más hermoso y que no
tiene nada que ver con el que acabamos de cruzar. Por el camino comprobamos las
maravillosas vistas de las cimas que quedan a nuestra derecha, y algunos entre la resaca
de las cervezas y el potente sol que nos incidía en la cabeza fuimos capaces de ver sobre
las faldas de las montañas algún que otro elefante, a pesar de que no dejábamos de oir
en ningún momento los mugidos de las vacas, que estaban muy habladoras para ser
domingo por la mañana. Así tras una hora y media de caminata nos encontramos
saltando grandes piedras y sorteando de roca en roca el agrietado terreno lleno de simas
que da un encanto especial a esta parte de la travesía, y que a mí me resulta la parte más
divertida y entretenida de la ascensión. Por el camino encontramos a una perrita que
parecía perdida que a ratos bajaba y a ratos subía, y con un par de colegas que habían
vivaqueado en una noche estupenda. En este terreno iluminado por la claridad de las
rocas, nos dimos cuenta que nuestro objetivo estaba bastante más lejano de lo que en un
principio creíamos. Tras pasar la zona de rocas, nos vimos de nuevo ascendiendo en
terreno compuesto de piedras calizas y de hierba que no cesa de subir y subir. Hicimos
alguna que otra trepada utilizando todas nuestras extremidades, y ya en el último tramo
del macizo que nos lleva hasta la cima, el camino se vuelve todo de piedra calcárea.

Sobre la 13:00 coronamos nuestro segundo objetivo donde hay un buzón, un punto
geodésico y un letrero pintado en un trozo de madera con el nombre del pico y su
altitud. Desde la cima las vistas, como no podía ser de otra manera, de nuevo
espectaculares, con el horizonte totalmente despejado pudimos otear los infiernos con su
inconfundible zona marmolera, y abajo Candanchú. Tras las fotos de rigor que son la
prueba de nuestras hazañas y un picoteo a base de frutos secos, nos apartamos de la
cima para acomodarnos en la hierba. De nuevo un festín, latas de sardinas al limón, en
escabeche, quesos variados, jamón para exportar, ensalada de pasta, longanizas varias y
chocolateeeeeee….. A mí esta gente cualquier día me mata de hambre, os lo aseguro. La
vuelta ya nos la conocíamos, así que descendimos de nuevo con el calor sobre nuestras
cabezas. Una vez de vuelta en el aparcamiento, aplacamos la sed con el agua y bebidas
que portaban algunos de nuestros compañeros en los coches, y de vuelta a casa.

Ha sido una salida pirenaica inolvidable por un montón de razones: hemos cumplido
nuestros objetivos, nos ha hecho un tiempo inmejorable, no hemos tenido
complicaciones, y sobre todo la compañía ha sido para repetir. Gracias a todos por este
fin de semana. Espero volverme a encontrar con todos vosotros por las cumbres: David,
Albert, Janire, Mikele, Aritza, Javi, Gorka, Fidel, María, Begoña, Nagore, Raúl y la que
redacta.

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