Galeriassalidas 2015

Pico Ten (2.142 m) y Pico Yordas (1.964 m)

By 29/09/2015 febrero 26th, 2018 No Comments
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Pico Ten (2.142 m) y Pico Yordas (1.964 m) 26 y 27-09-2015 por Estibaliz Dilla

En el último fin de semana de septiembre y primero de este nuevo otoño,
Aixe-mendi se ha desplazado a la geografía Leonesa, cerca de ese pueblo
tan conocido llamado Riaño, cuya vida transcurre rodeada de hermosas
montañas y de su pantano. Una vez más la meteorología nos ha regalado
dos días impresionantes donde ha lucido el sol y la temperatura, tras
rebasar la frialdad de la amanecida, no ha cesado de subir y subir a lo largo
del día. En esta escapada hemos conseguido reunir a nueve mendizales que
tras pequeños inconvenientes de temblores de motor partieron el viernes
sobre las 16:15 hacia Boca de Huérgano, donde teníamos reservada una
casa rural.

Por el camino reconocí el nombre de unos cuantos pueblos que me llevaron
en mi memoria a otros tiempos adolescentes, Aguilar de Campoo( el país
de las galletas), Cervera de Pisuerga, Santibáñez de la Peña, Besande,
Velilla, Guardo, Riaño, Valverde de la Sierra y también los puertos de Las
Portillas, El Pontón; tiempos en los que aún ni siquiera usábamos móviles.

Tras una parada para hacer compras en el supermercado de Cervera,
llegamos sobre las 20:00 a Boca de Huérgano. Una vez repartidas las
habitaciones, nos dispusimos a preparar la cena, compuesta principalmente
de parrillada de secreto, pimientos verdes, ensalada ,etc… y de postre unos
coquitos caseros obsequio de la menda lerenda que tuvieron un éxito
increíble.

En la mañana del sábado nos acercamos con el coche hasta las afueras del
pueblo de Uña, a unos veinte minutos de Boca de Huérgano. Aparcamos
los coches en un lado de la carretera donde descubrimos una fuente.

Comenzamos la caminata sobre las 9:00 de la mañana hacia Peña Ten,
desde un panel de madera explicativo de la zona. La mayor parte del
camino transcurre por terreno muy pendiente entre hierba, arbustos y tierra,
que a veces hace zig-zags y otras escaleras. A mi parecer el camino es
costoso en cuanto a esfuerzo aunque sin dificultad técnica, y aunque el
paisaje que nos rodea es muy hermoso el camino es bastante feo. Una vez
rebasadas varias pendientes, el camino nos sitúa en la cresta de la montaña
y el sendero continúa ya por un llano estrecho compuesto de piedrillas,
fácil de andar que nos llevará sin problemas hasta el punto geodésico y
buzón de Peña Ten (2140 mt). Aquí por supuesto hicimos un enérgico
avituallamiento compuesto de frutos secos, barritas de cereales, chocolate y
nuestro amigo Florín, perdón Fidel, nos sorprendió sacando de su motxila
una botella de txakolí y un tarro de miel, “Buenísimo todo, oiga”.

Llevábamos ya desde el mismo viernes haciendo experimentos culinarios,
pues en el desayuno el cocinero cayó en la cuenta de que la carne no la
había aliñado con sal sino con azúcar, así que debimos de comer secreto
caramelizado y para seguir innovando, hicimos todo tipo de combinaciones
con el tarro de miel y el plátano, la manzana, las avellanas… Todo sabía
rico. Tras las fotos de rigor y risas varias, nos dispusimos a bajar por el
mismo sitio que habíamos ascendido. La bajada fue muy relajada, y de
animadas conversaciones. Tras comprar pan bimbo en la gasolinera porque
a esas horas ya no conseguimos pan normal, fuimos a casa, nos duchamos y
sobre las 16:30 estuvimos degustando la parrillada esta vez de pluma.

Después dimos un paseo por las inmediaciones del pueblo con la intención
de coger setas y hongos, pero por la zona sólo aparecían especies
micológicas sin importancia para el paladar. En el río pudimos comprobar
que habitaban varias truchas y cangrejos. Durante la jornada habíamos
visto por el monte algún que otro rebeco, y al atardecer peinamos con el
coche una zona de la carretera desde donde debíamos ver un gato montés,
pero el sábado no tuvimos suerte. Tras unas cervecitas en los bares del
lugar, volvimos a casa para descansar, no sin antes hacer algunos una cena
ligera con las viandas que quedaban.

El domingo amaneció bastante más frío y prometedor de un día más
despejado que el anterior. Nos acercamos con el coche hasta el pueblo de
Liegos. Desde aquí parte una pista que realmente se puede hacer con el
coche y ahorrarnos así una hora de camino que se hace largo sobre todo a la
vuelta, pero que nosotros hicimos andando. A lo largo del camino tenemos
verdes campas donde nacen los champiñones que conviven con los
chipirones de campa, que nuestros rastreadores y expertos seteros del grupo
se encargaron de recolectar a la vuelta. Tras la pista tomamos ya el camino
que tuerce a la izquierda y empieza a subir entre el bosque, aquí el paisaje
cambia y se hace mucho más interesante con el musgo, las piedras blancas
y la hojarasca que comienza con su primeros colores otoñales. Por el
camino hay una fuente donde se puede tomar un respiro. Tras subir unos
pocos metros veremos un cartel en el recorrido que nos indica a mano
izquierda el camino de subida hacia el Yordas, obligándonos a abandonar
el amplio camino que sigue su itinerario hacia la derecha. En este nuevo
sendero el camino sigue por el bosque pero ya más adentro, de forma que
se vuelve más estrecho y más bonito. Tras unos veinte minutos el sendero
sale del bosque y sigue por la izquierda siempre ya por terreno con más
piedras y sin la protección de los árboles. Tanto a un lado como al otro
estamos rodeados de montañas, pero nuestro objetivo es el que se sitúa más
al fondo. Seguimos avanzando sin dificultad, haciendo una pequeña parada
para comer algo y evitar así llegar sin fuerzas a la cima. Sobre las 12:00
coronamos el Yordas, 1964 mt, desde el cual hay unas vistas
impresionantes con los Picos de Europa, el pantano, el Espigüete que
siempre nos vigila. En fin un día espectacular y precioso, un digno regalo
para esta narradora que cumplía años este domingo, mejor regalo
imposible. Incluso hubo txutxes, como en los cumples de los niños. Nos
daba mucha pena marchar de allí, pero la montaña no se acaba hasta que
vuelves a casa, y para poder seguir disfrutando de ella debemos regresar.

Sobre las 15:30 estábamos de vuelta en Liegos, con la bolsa llena de
champiñones que luego degustamos después de limpiar y freír. Me
obsequiaron con el “Zorionak zuri” como no podía ser de otra manera y
hasta me regalaron el pin de una ardilla. Después recogida y puesta en
marcha de nuevo a casa, a tierras vizcaínas, no sin antes despedirnos del
gato montés que esta vez tuvo la gentileza de asomarse en nuestra partida.

Como siempre ha habido un montón de risas, una vez más compruebo que
tenemos un problema psicológico con la comida, pues el 90% de las
conversaciones han versado sobre restaurantes y recetas, vayamos donde
vayamos siempre nos queda un montón de trabajo por realizar, anda que no
hay cumbres en este país, y la compañía es inmejorable.

Os doy las gracias de nuevo a todos: Nagore, Raúl, Fran, Javi, Fidel (alias
Florín), Gorka, Aritza (eché de menos tus pasas), Mikele. Espero volver a
compartir esta afición que nos une y las risas aseguradas. Os quiero.

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