ALTO DE LA CRUZ 15-11-2014 por Estibaliz Dilla
En esta jornada de Aixe-Mendi a diferencia de otras, conseguimos reunir a 11 personas y un
precioso perro canela para nuestra salida. Partimos desde Bilbao con bastantes claros en el cielo,
pero a medida que fuimos adentrándonos en tierras burgalesas las nubes se fueron adueñando
del horizonte cada vez más oscuro. Nuestra ruta partía de un pueblo llamado Valdeporres a unos
30 minutos en coche de Espinosa de los Monteros. Aparcamos en la linde del bosque a orillas
del río Engaña. Comenzamos a caminar con 7o grados menos que en Bizkaia. No habíamos
cruzado el puente que sortea el discurrir del agua, cuando un todoterreno que llevaba nuestro
camino se paró y el copiloto cazador nos advirtió que era obligatorio llevar chalecos reflectantes
porque había cacería de jabalí, como así ponía en un cartel que colgaba del puente. Así que
esta vez en aras de la seguridad, para evitar distracciones e incidentes, decidimos abortar la
ascensión al Cotero, y recorrimos la ruta paralela al río Engaña totalmente llana, más conocida
por vía verde del túnel de la engaña que entre ida y vuelta tendrá unas dos horas y que nos
permitió ascender a mano izquierda una pequeña cima, el Alto de la Cruz, con unas vistas
espectaculares. Tras abandonar la vía verde el sendero que va por el monte no tiene dificultad
alguna y es bastante corto. Por el camino pudimos comprobar las habilidades de más de uno en
localizar hongos y setas, y por supuesto nuestros ojos en esta época maravillosa del año como
es el Otoño, se recrearon con una extensa gama cromática en la que se observa perfectamente
la evolución del verde hoja intenso al más rojizo de los tonos que aún se aferra a las ramas del
árbol, pasando por un amarillo ocre que anuncia su caducidad y llegando al más marrón tono
seco de las caídas en el suelo que forman la hojarasca que tanto me gusta pisar con las botas.
Aunque esta vez las circunstancias no nos permitieron cumplir con nuestro objetivo, sorteamos
la mañana como pudimos en buena compañía, con un frutal tentempié, las oportunas fotos de
rigor al lado de la cruz que tiene espejos pegados a su piedra y para coronar la expedición con
una lluvia que al final descargó con ganas bien entrado el mediodía.
Y así vamos sorteando el mes de noviembre. Esperemos que en nuestra próxima salida no haya
cacerías que nos impidan hacer cumbre.