ZALAMA (donde se unen Bizkaia, Cantabria y Burgos) 25-10-2014 por Estibaliz Dilla
Este último sábado del mes de octubre, Aixe-mendi se ha desplazado hasta lo más profundo del Valle de Carranza, para coronar la cumbre en la que confluyen las provincias de Bizkaia, Cantabria y Burgos.
Partimos de Bilbao sobre 8:15 de la mañana, esta vez siendo yo la única nota femenina del grupo y con un nuevo aventurero entre nosotros, Javi. Por el camino nos entretuvimos con el pan, con los ciclistas y con cortadores de troncos, así que para cuando aparcamos los coches eran ya las 9:40 de la mañana.
Salimos de Campo Calero tomando la pista que señala un poste indicador de madera, que marca 3h 20’ al Zalama. Nuestra ruta iba a ser circular, así que tras un trecho de pista que subía plácidamente cogimos una bifurcación a nuestra derecha que nos llevó durante un buen tramo por pista de piedrilla aburrida, sin sombra alguna, que nos permitía ver las colinas herbosas que íbamos a transitar durante toda la mañana y parte de la tarde.
El día fue espectacular, con un cielo azul salpicado a veces por las nubes, con una temperatura que ya hubiéramos querido para el mes de agosto ya olvidado.
Al dejar la pista en un recodo del camino donde aparece el agua fluyendo entre lo más verde del bosque, nos adentramos en un sendero a mano derecha que va siguiendo una tubería. Agradecimos el cambio de escenario, ya que el paisaje era mucho más bonito discurriendo por bosque y nuestros pies arrastrándose entre la hojarasca. Poco a poco la ruta se fue haciendo más exigente. Parecía que estábamos atravesando la selva por el tamaño de la vegetación, y pasamos por una pequeña cascada, en la que el agua deja las rocas negras de tanto pasar. Allí hay un cable para pasar la cascada sin complicaciones, pero lo más inteligente es no tocarlo, pasar con cuidado y si tenemos bastones apoyarnos en ellos. Os lo digo porque una vez más el líder (que está en todo) tuvo que hacer uso de su botiquín para curar un dedo que me herí con el engorroso cable, pues me clavé un saliente que se llevó un trocito de piel. Tras salvar la cascada, el terreno se hizo más pendiente y después nos llevó entre zarzas y pinchos, aunque fue poco rato. Una vez que salimos de allí, una gran loma de hierba se extendía ante nuestros ojos. En ese momento en que encontramos gustosamente un abrevadero de piedra con fuente, nos encontrábamos en el collado de Santipiña. Aquí paramos un rato para beber agua y comer alguna fruta. A la derecha teníamos la ascensión a la cumbre que parecía que no iba a ser de mucho esfuerzo, pero a medida que la fuimos acometiendo, pudimos comprobar que el desnivel era bastante más fuerte de lo que parecía. Así que nos llevó entre media hora y cuarenta y cinco minutos más llegar al primer buzón de la jornada. Zalama (1.336 mt). Cuando llegamos, si no recuerdo mal, serían ya las 12:30. En la cumbre triprovincial volvimos a comer algo de fruta y a rehidratarnos. Por supuesto no faltó la consagrada foto.
Después bajamos por la parte izquierda de la montaña, rodeando una antigua turbera que está atablada en todo su contorno, por sendero que se ve sin pérdida alguna y volvimos a subir esta vez con menos desnivel para llegar a la cima que le sigue llamada Lamana o La maza (1.198 mt). En esta segunda cumbre nos aposentamos para degustar nuestras viandas a lo grande. Mientras nosotros comíamos como si no hubiera un mañana, al fondo una vaca estaba tumbada y a nuestro parecer estirando la pata literalmente. La pobre se daba cabezazos, estaba claro que se estaba muriendo. Son las chocantes realidades de la vida.
A mano izquierda se veía el pantano de Ordunte muy bajo del nivel habitual, ya que lleva bastante tiempo sin llover. Al fondo se apreciaban perfectamente todos los montes burgaleses, entre ellos Castro Grande con su característico pirulí saliente de la sierra de la montaña, los montes cántabros como el Pico San Vicente, y los que arropan al río Asón; si seguimos con la vista llegamos a Laredo y vemos el mar, y los montes kársticos que se sitúan encima de las cuevas de Pozalagua, Ranero o Pico del Carlista, etc…
Tras nuestro opíparo almuerzo, bajamos de la montaña tomando un claro camino que nos lleva atravesando todas las lomas y crestas que aparecen a nuestro alcance como son Salduero(1.124 mt) y Peñalta(1.243 mt) con su original buzón que reproduce un tamboril con txapela. A partir de aquí ya acometimos el descenso que nos lleva por un ancho camino de piedrilla en el que por fin nos dieron cobijo del sol del mediodía los hayedos que adornaban las laderas. Por el camino pasamos por la buitrera. Mientras la mitad de nosotros fuimos zigzagueando por el camino principal, los frikis micológicos del grupo se adentraron entre los hayedos como auténticos jabalís para rastrear setas y hongos que encontraron alegremente. Y así saliendo por la bifurcación que habíamos dejado a nuestra izquierda al principio del recorrido, cerramos el círculo llegando al aparcamiento sobre las 16:10. Una vez más contentos por haber realizado nuestros objetivos sin problema y con la meteorología tan suave que en pleno otoño nos está acompañando. Y con recompensa setera.
Nuestra próxima salida nos llevará por tierras cántabras, tan queridas y tan cercanas. Nos vemos entonces Aixe-mendizales.